Comunicado
ALIANZA NACIONAL DE RESTARACIÓN DEMOCRÁTICA DE GUINEA ECUATORIAL CON MOTIVO DEL QUINCUAGÉSIM0 ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN EL 19 DE AGOSTO DE 1974 EN GINEBRA-SUIZA



Por primera vez en la historia de Guinea Ecuatorial, un Movimiento Político activo cumple cincuenta un años de existencia. 51 años de resistencia a las dictaduras que impera en nuestro país inmediatamente después de la independencia, el 12 de octubre 1968. Este dato aparece como un suceso de gran envergadura, y a la vez, un momento crucial, hecho de incertidumbre y caos en el país. Si los guinea-ecuatorianos reclamaron la independencia nacional ante la metrópoli colonizadora, cabe anotar que, al obtenerla, la euforia duró poco. En su ejercicio del poder, Macias Nguema, empezó a cometer errores constitucionales y de administración del mismo poder; amenazando los valores fundamentales de la independencia – Unidad, Paz y Justicia -; violando los acuerdos alcanzados entre las fuerzas políticas y sociales para la nueva república, la Constitución de 1968.
No había de esperarse mucho tiempo las consecuencias. Por todos los estamentos cundió un sentimiento de malestar y desesperación. El terror generalizado y la crisis económica obligó el éxodo masivo a otros países, en particular, Camerún, Gabón, Nigeria, España, etc. En el interior y exterior del país empezaron a surgir voces que reclamaban más espacio de libertad y de derechos. Se empezaron a crear nuevas agrupaciones políticas. Entre los refugiados, crecían los ánimos de resistencia y avanzaba la iniciativa de construir un frente común de lucha. El salto, entre la lucha por separado y la unidad de fuerzas, permitió el encuentro entre las agrupaciones y brindó la fortaleza para adelantar las luchas y demandas. Reunidos en Ginebra en un Congreso fundacional, del 12 al 19 de agosto de 1974, se acordó definitivamente de fundar un frente amplio de lucha: la ALIANZA NACIONAL DE RESTAURACION DEMOCRÁTICA (ANRD) DE GUINEA ECUATORIAL.
La idea fue transformando en un amplio movimiento que buscaba no solo movilizar a las masas, explicar e informar las irracionalidades del sistema dictatorial sino también su eliminación. En efecto, al constituirse, la ANRD se pronunció claramente “por una acción conjunta de liberación nacional, dentro del respeto mutuo y democrático“ y definió como objetivos prioritarios: coordinar y unificar todos los criterios preconizados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y defender los Principios reconocidos en la Constitución de 1968; movilizar a los hombres de buena voluntad, para una actividad de combate y concientizar a la población al cambio de las disposiciones ilegalidades introducidas en el país; fomentar un profundo conocimiento de nuestro país, en los aspectos históricos y culturales; denunciar y combatir con vigor, todo lo que se opone a la cultura nacional y la coexistencia armoniosa de todos los grupos étnicos; recurrir en nombre y representación de los intereses legítimos del país, ante los países y gobiernos de buena voluntad, de las organizaciones internacionales, a fin de pedir su ayuda y apoyo; programar una política nacional que garantice el mantenimiento de la democracia y de las instituciones fundamentales del país.
Para alcanzar estos objetivos, se necesitaba librar un difícil pero arduo trabajo de movilización y concientización a las masas populares. Se trataba, pues, dentro de ese contexto, demostrar que era posible la victoria del pueblo a través de un fuerte combate unido contra el enemigo y sus lacayos. La idea era presentar a la población una alternativa a la sumisión y a la resistencia. Una alternativa que se guiaba por un grupo identificado de valores; que era capaz de formular una línea política y una organización ideológica clara. La importancia de la cuestión ideológica en la ANRD nació, pues, como una necesidad para resolver los problemas de orientación y organización de lucha. Había que desraizar un conjunto de problemas legados por la sociedad y la dominación colonial; problemas de los que salían actitudes y tópicos que a menudo aprovechaban los dirigentes en sus ejercicios de control y dominación. Había que sustituir las solidaridades rebasadas de orden tribal o regionalistas por una unidad nacional. Había que definir claramente al enemigo y su naturaleza de opresor y hacer que las masas asuman la conciencia de sufrir la misma barbarie de la dictadura independientemente de la étnia o grupo social; había que hacer que las masas comprendan que el objetivo de lucha era destruir las estructuras opresivas y dictatoriales, por un poder democrático al servicio de todos.
Pero los problemas no se dejaron de esperar. Pronto empezaron a manifestarse diversas corrientes y tendencias sobre las visiones, los valores y principios ideológicos, así como los métodos de lucha, de tal manera que la iniciativa de aunar esfuerzos para luchar contra la dictadura entró en conflicto; del que salió aireado la ANRD más progresivo, orientada ideológicamente hacia las políticas progresistas de izquierda. El III Congreso confirmo la línea política e ideológica y se acordaron continuar la lucha hasta la consecución de los objetivos. Las tareas de organización, orientación e información de la ANRD no se limitaron sólo a nivel interior, sino se extendieron también a nivel internacional. El movimiento empezó adquirir credibilidad y comenzó a ganar iniciativas en la lucha contra la dictadura. Desde 1976, la ANRD sería considerado por propios y ajenos como la verdadera alternativa al régimen. La política exterior como interior de la ANRD, se integraba en el conjunto de la Línea política y correspondía siempre a las necesidades concretas de lucha en cada fase. Para la ANRD, el combate universal contra las injusticias sociales y demás formas de opresión y explotación del hombre, es nuestro propio combate. La defensa de la unidad más amplia entre las fuerzas progresistas, además de ser un principio que defendemos en nuestra política interior, es también un principio fundamental en nuestra política exterior. Sobre esta base de solidaridad con otras organizaciones, partidos políticos y países amigos, la ANRD montó una campaña internacional de condena a la dictadura y de concientización de los guineanos en el interior del país, que incidió en la adopción de la resolución 15 (XXXV) de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el 13 de marzo de 1979, que condenaba las violaciones flagrantes de los derechos humanos y libertades fundamentales cometidas por el régimen de Macias Nguema. El aislamiento internacional del régimen de Macias Nguema como resultado de la campaña de condena a la dictadura promovida por la ANRD y las tensiones internas como resultado de la pérdida del miedo de la población, habían alcanzado tales niveles que hasta los más aliados y colaboradores ya no se sentían seguros ni protegidos. Situación que aprovecharo un grupo de militares encabezado por Obiang Nguema, Jefe mayor de las Fuerzas Armadas, responsable de las fuerzas de terror y represión, fiel servidor a la dictadura, motivadas por la ambición de asegurar su supervivencia y mantener sus posiciones y privilegios, constituye el Consejo Militar Supremo y dio el Golpe de Estado, el 3 de agosto de 1979. Se cerraba así una época de una dictadura sangrienta y una crisis económica sin precedente; y se iniciaba otra muy cuestionada y de mucha incertidumbre. En efecto, desde el mismo momento del Golpe de Estado, el 3 de agosto de 1979, la ANRD viene manteniendo la opinión de que el Golpe de Estado de 1979 no había significado una ruptura total del sistema que vivíamos antes y que, a pesar de considerarse a sí mismo como una democracia, la arbitrariedad de sus actos, la represión político-militar sistemática avalada por algunos sectores nacionales e internacionales, demuestran que siguen siendo los mismos responsables que durante once años han estado matando y asesinando a la población; los mismos que habían asistido y participado en las minuciosas sesiones de torturas en las cárceles y en los trabajos forzados que llevaron a la muerte a miles de inocentes guineo-ecuatorianos; los que saqueaban y quemaban pacíficas aldeas y pueblos, deportando a la gente a trabajos tipificados de esclavitud; los responsables directos de mantener vivo y en activo el sistema de corrupción y de chivateo que llevó a cárceles, torturas, exilio o a la muerte de miles de personas; etc. Por esa razón y después de haber analizado la nueva situación, la ANRD publicó con fecha 10 de agosto del mismo año 1979, un Comunicado en el que presentaba su predisposición a participar a las tareas de reconstrucción nacional siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones:
1) Liberación de todos los presos políticos;
2) Regreso inmediato al país de todos los exiliados y refugiados, sin distinción de ideas políticas;
3) Salvaguardar la independencia nacional y la integridad de la nación;
4) Fijar la fecha del fin del régimen militar;
5) Fijar la fecha del inicio del proceso constituyente que conduzca al desmantelamiento de las estructuras del régimen militar;
6) Crear las condiciones objetivas que hagan posible este proceso. Ello implica:
– Poner fin al régimen de esclavitud, trabajos forzados y las deportaciones inútiles;
– Cese de las arbitrariedades contra el Pueblo: arrestos y detenciones arbitrarios, violaciones de menores, incendios de poblados etc;
– Disolución real y efectiva de todos los cuerpos represivos;
– Procesamiento de todos y cada uno de los responsables de las atrocidades del régimen anterior.
Estos requisitos, que creemos legítimos y pertinentes para cualquier persona que quiere lo mejor para su país, no se han cumplido como tampoco se han realizado los objetivos de nuestra lucha. Por esta razón, las fuerzas políticas en la ANRD, reunidos en su IV Congreso de 1983, tomaron la decisión de continuar la lucha por todos los frentes y dentro de una organización clandestina en el interior del país y abierta en el exilio y al mundo, hasta conquistar el pleno desmantelamiento de las estructuras dictatoriales. Hoy, 51 años después, reafirmamos con entera responsabilidad, que las fuerzas políticas en la ANRD que en el pasado contribuyeron al aislamiento internacional y aceleraron el derrocamiento de la dictadura de Macias Nguema, se vigorizan y cobran hoy nuevas fuerzas para continuar la lucha. La ANRD no lucha por ambiciones e intereses que están encima de lo común y nacional. La lucha de la ANRD es una lucha del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo, basada en convicciones y principios que ni el Golpe de Estado que acabó con Macías Nguema el 3 de agosto de 1979, ni las revueltas a favor de la democracia que surgieron con la caída del bloque comunista, 1991, y trajo consigo y para los dictadores nuevas maneras de aferrarse en el poder, conocidas como “democracias de partido único”, o “democracias africanas”; ni los múltiples diálogos o llamamientos al diálogo que organiza el dictador o la oposición, han logrado detener los ánimos de lucha o arrancar a la ANRD de su posición, de sus convicciones y de sus principios.
La ANRD no lucha para cambiar el actual sistema de dictadura por otro. La ANRD quiere destruir todas las estructuras de dictadura, de discriminación étnica, regionalista e económica para establecer una sociedad de personas libres, iguales, solidarias y progresistas y, para ello la ANRD quiere aprovechar todas las inteligencias, generar y aumentar progresivamente la conciencia política y la capacidad de razonamiento que permitan el desarrollo pleno de los guineaecuatorianos y de nuestra Nación. La Nación es territorio, son los Pueblos que la conforman, es un proyecto común en la diversidad. La ANRD se pronuncia por el respeto a nuestras diferencias étnica, cultural, religiosa y de cualquier otro tipo, teniendo como base la Constitución de 1968 y como principios la dignidad, el valor de las personas, la igualdad de derechos, así como el rescate y la conservación de nuestros recursos humanos y materiales. La ANRD está comprometido con la eliminación de todo tipo de explotación económica, opresión política y toda forma de discriminación étnica, de género, de creencia, de discapacidades mentales y físicas. La ANRD nunca ha creído que el futuro de nuestro país pertenezca a una sola familia o etnia, a un solo grupo social o partido político; al contrario, creemos que el futuro democrático y libre, para ser tal, tiene necesariamente que pertenecer a un vasto acuerdo democrático y nacional. Para la ANRD no hay dudas: la alternativa que proponemos no sólo puede, sino que imperiosamente tiene que ser posible en acuerdo con otras fuerzas políticas de distintos orígenes en la medida que se arribe al necesario consenso sobre los problemas fundamentales del país, la manera y los plazos de resolverlos; que se pacte el respeto solemne a los acuerdos y la sanción irrestricta a quienes no los cumplan.
La ANRD considera que todavía estamos a tiempo de frenar este triste pasaje de nuestra historia y de nuestras vidas, y lo lograremos en la medida que colectivicemos la lucha y descolonicemos nuestras mentes, que hagamos la dignidad una costumbre y nos abrazamos a una nueva cultura política ciudadana, donde el amor a la patria corre nuestra lucha.
Hecho en exilio, a 19 días del mes de agosto del 2025
LA EJECUTIVA NACIONAL